La muerte de una mujer de 22 años, quien fue humillada al teléfono cuando contactó a los servicios de auxilio que rechazaron encargarse inmediatamente de su caso, provocó este miércoles un escándalo en Francia, donde fue abierta una investigación.
A fines de diciembre pasado, Naomi Musenga, madre de una niña de 18 meses, se encontraba sola en su domicilio cuando comenzó a sentir fuertes dolores en el vientre, por lo que llamó por teléfono al SAMU, el servicio público de urgencias médicas francés.
En la grabación, obtenida por la familia de la joven, se escucha a la joven, que parece estar al límite de sus fuerzas. "Me duele el vientre", "me duele todo", "voy a morir", decía, con dificultades para poder expresarse.
"Usted se va a morir seguramente algún día, como todo el mundo", le respondió secamente la operadora del SAMU. Pero, además, la mujer recibió burlas no sólo de la operadora que regula las llamadas del SAMU, sino también de la del Centro de tratamiento de alertas de los bomberos, que dispone de ambulancias.
La emergencia médica no fue desplazada hasta varias horas después, cuando la joven volvió a llamar a los auxilios. El SAMU esta vez intervino. Pero ya era demasiado tarde: trasladada al hospital, la paciente sufrió un infarto por lo que fue transferida a reanimación para luego fallecer en un hospital de Estrasburgo (este).
Tras la revelación de este caso por la prensa local, la fiscalía de Estrasburgo abrió una investigación este miércoles por "no asistencia a persona en peligro" y la operadora del SAMU fue suspendida en su trabajo.
Según el informe de la autopsia realizada el 3 de enero, Naomi Musenga murió por una "falla multivisceral por 'shock' hemorrágico": varios órganos dejaron de funcionar.
"Uno se pregunta cómo un ser humano puede hacer ese tipo de comentarios a alguien que está por morir", indicó ante cámaras de la cadena de televisión France 3 Louange Musenga, hermana de la víctima, quien va a presentar una querella, según uno de sus abogados.
Por su parte, la ministra de Salud, Agnès Buzyn, se manifestó profundamente indignada por las circunstancias de este deceso, aseguró a la familia "su apoyo total" y anunció una investigación "sobre esas graves disfunciones".
Este escándalo, ampliamente tratado por la prensa, reactivó las críticas a la falta de medios de los servicios de salud en Francia.